Ni un pelo en el sofá

Los perros sueltan pelo o sí o sí y si nos vamos de vacaciones unos días a casa de unos familiares, a un apartamento alquilado o a una habitación de hotel, el primer pensamiento que tengamos no puede ser: ¿Cómo vamos a hacer para que sus pelos no se incrusten en este sofá que con mucho mimo nos espera para nuestros días de descanso?

No hay que ponerse nervioso, hay soluciones posibles. La primera y más efectiva es llevar una de esas aspiradoras portátiles que se suelen usar para los coches. Algunas son muy pequeñas y muy efectivas.

Si no tenemos una y no queremos gastarnos ya más dinero, una segunda opción son los típicos guantes de goma que se usan para fregar. Son muy baratos y al pasarlos por encima del sofá, sobre todo los que tienen como unos salientes, arrastrarán todos los temidos pelos de nuestro perro. Da vueltas concéntricas hacia el centro y en pocas pasadas tendrás una enorme bola que no te podías imaginar. El sofá quedará como lo encontraste.

Otra solución son unos rodillos quita pelos que venden en los bazares o en las ferreterías. Son económicos, y tienen como una base pegajosa donde se adhieren los pelos. Este utensilio viene muy bien para los sofás de tela. Si es de cuero y no tenemos forma de comprar nada adicional para limpiarlo, un buen truco es coger un trapo de cocina, humedecerlo y pasarlo por la superficie donde haya pelos. Todos se irán pegando y en poco rato lo veremos limpio.

Los típicos cepillos de cerdas gruesas dejan limpio el sofá pero se corre el riesgo de dañarlo y sobre todo no es nada recomendable para los de cuero. El secador de pelo es una buena opción para quitar los pelos del sofá, pero hay que tener en cuenta que se quedarán volando por la habitación y que se debe barrer enseguida si no queremos que vuelvan a caer.

Tradicionalmente se ha usado un poco de bicarbonato disuelto en agua. Es un truco infalible para conseguir desprender esos pelos de perro que a pesar de todos los trucos anteriores continúan allí.
Fuente:www.larazon.es